La tensión iba en aumento. El bloque de apartamentos estaba inundado de luz blanca y los vehículos policiales proporcionaban cobertura a los hombres de Taylor. Había una pila de cadáveres en la acera del edificio. Todo estaba en silencio, que se rompía con algún chillido ocasional procedente del piso superior.
El teniente DeVris agarró el micrófono dando un alarido: "¡Reece! ¡Ahora!". Su auricular crujió cuando surgió la voz de Reece. "Bien. Estamos dentro. Avanzando por el hueco de las escaleras. No creo que haya tantos..." DeVris se arrancó el auricular al emitir éste un horrible chillido de estática. El vehículo se sacudió por la potente explosión de la trampa de la escalera. Un coche había volado por los aires y otro se había incendiado.
Los chicos de Reece estaban muertos...
Gracias. Mu chulo
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