
“En el callejón, la silueta alzó su cabeza y  miró un instante hacia el mismo centro del foco. Durante una milésima  de segundo, un sólo gramo de combustible en el interior del depósito  elevó su temperatura hasta 3000 grados, inducido por una energía que no  era estudiada en ninguna universidad del planeta.
El piloto no tuvo tiempo de reaccionar. La  primera señal que recibió de que algo no funcionaba bien fue una inmensa  explosión que redujo al helicóptero y a su propio cuerpo a una esfera  de materia incandescente.”
 
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